Los tipos de pasta seca se dividen principalmente en corta y larga. La pasta corta, como los penne, los rigatoni o los fusilli, se caracteriza por su tamaño más pequeño y, en muchos casos, por su forma hueca. Gracias a esto, es ideal para acompañar salsas densas, como las elaboradas a base de carne (un ejemplo clásico es el guanciale en la carbonara, que tradicionalmente se prepara con el formato mezze maniche). La pasta larga, en cambio, con variedades como los spaghetti, linguine o tagliatelle tiene una forma alargada que permite enrollarla fácilmente en el tenedor, y que combina mejor con salsas más ligeras y cremosas.Ambos tipos de pasta pueden adaptarse a diferentes salsas y condimentos,con resultados de lo más sabrosos.
La textura de la pasta también varía según su forma y el proceso de elaboración. Por ejemplo, existe la pasta lisa y la estriada. Tradicionalmente, la pasta trabajada al bronce tiene una textura más rústica y rugosa, lo que permite que la salsa se adhiera mejor, especialmente en preparaciones con carne o queso.